Ya que estamos en épocas de muerte y resurrección, y de reconocer las fallas para quemarlas en una crucifixión, hoy quemo y mato mi estúpida inocencia, la que no me deja cometer esos pecados que pide mi carne y mis sentidos, pero también resucito aquella parte de mí que creía en amar.

No se si la cruz que cargo es por ser tan tranquilo y dejar pasar oportunidades de locura y pasión o es la cruz de la culpa que lleva mi alma por todas las barbaridades que me ha visto Dios cometer, y es que si mi alma fuera humana diría que abandona mi cuerpo ya, porque quiere ir a cumplir la condena  ya que de seguir así ni la eternidad alcanzara para saldar esa deuda divina.

Mi  Dios es mi conciencia, la cual me deja dormir, pero no me deja sonreír, sabe que ese desprecio que tengo por el reflejo que se ve en el charco de la infelicidad, es cierto, pero sabe que el brillo de mis ojos muestra compasión y esperanza.

He esperado mi crucifixión, para quemar y volver a nacer, para empezar de nuevo y poder al fin saber que es la maldita felicidad y el sagrado amor, desafortunadamente aún no es mi tiempo, solo me queda rezar e implorar por esa salvación angelical , que ya tiene cuerpo y nombre, pero que aún no tiene tiempo ni realidad, espero esta carta llegue a buenas manos, porque en ella demuestro la emoción que me invadió  y proclamo de nuevo, Dios gracias, solamente pido que ella sepa que existo.

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