MADURAR

Dícese del momento donde curamos las heridas con lágrimas, alcohol y delirios de rencor.

Y eso de vivir,
es el pergamino que se inicia para deleitar un camino,
parece crecer, pero parece morir,
madurar en sentido contrario a los frutos del paraíso,
contemplar las ventanas cuando llueve y no cuando es verano.
Y eso es vivir.

La temperatura de mis labios marca una sed de amor,
la carnívora diligencia del dinero,
para urgencias de placeres banales que calmen angustias,
la labor del obrero para ser hormiga en un mundo,
la conciencia impura pero ebria para canalizar el dolor.
Y eso es madurar.

Las canas en la barba de pirata de antaño,
los consejos que vibran en la soledad de mi cuarto,
presión de la adultez y el abandono de la niñez,
la pelea entre sueños y realidad,
el alejo de anhelos y la llegada de los castigos,
el perder la razón y la lucidez por simple cansancio moral.

Y eso, eso es la vejez

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