MORIR

Parte de la vida que sabemos que existe algo llamado corazón, ya que ahí se siente el vacío de una pena de amor

Hoy anduve en el laberinto de mi cuarto,
encontré un viejo diario que marcaba lo tarde que llegué,
mis propósitos fueron en vano,
el amor de mi conciencia fue eliminado por labios ajenos a mi alma.

Sin saber que el cuarto que rondaba resulto ser el calabozo del infierno,
lo supe en el momento que vi que no era un diario,
sino la lista de mis pecados.

De haber sabido que el amor fuera tan parco y narciso,
habría montado una mímica de Ulises para ser un macho cabrío,
habría sido marino empedernido,
para robar y matar corazones sin temor a la consecuencia.

Ahora que estoy cautivo en la jungla del castigo,
debo enmendar errores que nunca cometí,
sólo pensamientos que pesan igual que la pasión carnal.

Voy a juzgar a cada puta que pasó por mi cama,
para salvar de mis sabanas la poca gracia que deje en mis palabras,
y es qué el dolor que más carga mi alma,
es saber que mis propósitos fueron en vano.

Y que la discordia es el camino menos llano,
muero en soledad y mucho pecado,
porque nunca amé.

Y nunca fui amado.

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