SOLSTICIO.



El delirio por una aventura novelesca
me trasladó al filo de un precipicio
de borrascas de lágrimas y retiros nocturnos
un aire a tristeza y desgarro en el corazón.

Soy la sobra del mejor hombre
de aquel que quiso navegar y solo tropezó con la banalidad
me quedan escombros de miseria debido al amor que sembré
pero lo claro es que no queda ningún fruto que recoger.

Enfrentamientos morales con el alma en la mano
culpando al cielo por dejar aún rastro de sentimiento
deseando el infierno a esa cabellera lisa de dueña despiadada
que sufra sin piedad lo que mi alma hoy clama.

Llorar sangre, sufrir hasta perder la razón
despertar sin vivir, respirar sin hablar
escribir letras nocturnas hundidas en alcohol
ver al cielo y saber que gracias a este dolor estoy más cerca del averno.

La neblina que solo vemos los desdichados
los que a media noche maldecimos hasta el día que nacimos
que escupimos sangre por nombrar su nombre
los que como yo, abandonamos hace mucho algo llamado esperanza.

Mi último clamor está aquí escrito
salto al mundo de los muertos donde nadie tiene boca y oídos
allí quiero llegar yo, para que nunca, nadie, jamás

sepa tu maldito nombre y nadie conozca lo venenosa que es tu alma.

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