Arte: populismo o mediatismo.

Hoy 15 de abril se celebra el día mundial del arte, se hace referencia a todas aquellas obras maestras: libros, pinturas, esculturas y fotografías, y se menciona a todos esos hombres que perduran en la eternidad gracias a que crearon, innovaron, pero sobre todo cautivaron a la sociedad al darle forma a las obras que hoy son iconos y referencias en la historia de la humanidad.

Sin embargo, llevo un sabor amargo por la calificación que se le da a las creaciones artísticas hoy en día, este sentimiento de disconformidad nace de la fama que se crea alrededor de una obra, pero no por su valor artístico, sino por su cotización mediática, quitándole su verdadera estimación, ya que se convierte en el objeto a ver y no en el manifiesto para admirar. La gioconda es ejemplo claro de lo que trato de exponer, miles de personas se aglutinan por ver de frente un objeto replicado viralmente en la internet, dicho amontonamiento nace más por ser parte del grupo exclusivo de personas que pagaron y tuvieron el lujo de ver la obra en persona.

Ahora nace el ítem económico, a mayor expectativa, el museo puede cobrar más por la entrada, entonces se genera un circulo malo que ronda al arte, en este circulo deambulan los curadores de arte, que saben y conocen del tema, es algo que reconozco, pero que venden el valor de tener la obra, el de poseer y dejan de lado el valor creativo, el valor de inspiración y el esfuerzo que hizo el artista para producir dicha obra.

Es común ver personas poseedoras de obras costosas por su valor mediático y que no tienen idea o referencia a que corriente artística pertenece ésta.

Las obras hoy valen por lo que promueven en el voz a voz, por la sorpresa que causa su valor económico y no por su valor artístico, por esto se mira de lado las cosas que se hacen en el mercado local, y pregunto ¿una máscara del carnaval de Barranquilla vale menos que una obra creada por un artista europeo?, la respuesta es obvio que sí vale menos, me valgo por el hecho mediático que alcanza la obra europea, pero también porque los colombianos estamos absorbidos por un pensamiento americanista, el cual se basa en que lo de afuera es mejor y lo nuestro no vale.

Cada persona tendrá su punto de vista para calificar cada obra, dicha visión se basa en experiencias, estudios, conocimientos y varias cosas contextuales, sin embargo la afirmación que hago del no valorar lo creado por nosotros es visible cuando en una tienda se ven más réplicas de Warhol (a quién admiro) que pinturas originales de nuestros indígenas.  

Vale aclarar que también se manejan precios desvariados e injustos, que desmotiva a los colombianos apoyar lo nuestro, una mochila tejida en un pueblo de la Guajira vale $50.000, esa misma mochila en Bogotá vale $350.000 y en el exterior vale $500.000, demasiada irregularidad frente a un morral de una marca deportiva que vale menos de $150.000.

Creo en el arte como expresión de un entorno, de un valor cultural, de revelar nuestras herencias y los sentimientos que llevamos en el alma para el desarrollo de la vida, algunos genios son capaces de plasmar hasta los sueños como lo hizo Dalí. En mi opinión cada persona lleva un artista en su corazón, sucede que el medio artístico está tan saturado y tan afanado de mover dinero que no se fija en esas pequeñas obras de arte que viven en la cotidianidad, y los curadores se mueven dónde hayan más flashes de cámaras e ignoran la verdadera belleza, la del manifiesto más puro, y es la voz de lo popular. 

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